Nos gustaría transmitirle a la Sra Presidente y a todos los políticos, lo que consideramos indecente :
Nos gustaría transmitirle a la Sra Presidente y a todos los políticos, lo que consideramos indecente :
YA NADIE SE CHUPA EL DEDO
Ante declaraciones públicas del ex presidente y actual diputado Néstor Kirchner en el atril del Teatro Coliseo, donde asevera… “si vamos por el 82% móvil quiebra el país...!”
me veo en la obligación de contestar la cretinada por él vertida.
Dr. Kirchner, primero debería saber yo cómo llamarlo, ya que Ud., si mal no recuerdo, es Diputado o Presidente de facto.
Dígame entonces cómo mejor llamarlo, ya que, si es diputado, las estupideces que dice desde un atril debería debatirlas en el Congreso, porque para eso el pueblo le paga, y, en caso contrario, si Ud. se considera presidente, asuma y eche a la inútil que tiene y que nos representa en el poder.
Me duele, como argentino, que intente tomarnos por estúpidos, pues creo que nuestro pueblo no merece tamaña ofensa, a no ser que Ud. se crea vivo y nos tome a nosotros por bobos.
Si no, no llegaremos a entender las contradicciones en su discurso.
Ud. dijo:
“reivindicamos el desendeudamiento y todas las decisiones profundas en igualdad de derechos, hay que seguir construyendo una libertad y participación más amplia.
Nosotros no queremos confrontar con nadie; queremos construir la Argentina de la igualdad…”
A todo esto le pregunto, Sr. Kirchner:
¿el desendeudamiento que Ud. reivindica, es acaso el pagarle a los fondos buitre con reservas del Banco Central?
¿O pagarle al FMI una deuda ilegítima, varios años antes de vencer, sin ningún tipo de quita que favorezca al país?
¿Acaso la deuda que tienen con los jubilados argentinos Ud. no la considera deuda como para desendeudarse?
Déjeme decirle, pedazo de hipócrita!!!, que la libertad que Ud. está construyendo es la libertad que tiene la gallina con el zorro suelto en el gallinero.
La única libertad que tienen los jubilados es la de morirse de hambre y de vivir con escasa dignidad.
Como argentino le digo que nosotros tampoco queremos confrontar con nadie; sólo queremos Justicia y respeto a nuestros Derechos.
Pienso que la igualdad que Ud. quiere construir en los hechos es nivelando hacia abajo, donde todos seamos pobres o indigentes y Ud. y sus amigos millonarios.
No pretendo ser su maestro, pero me gustaría decirle que los países quiebran cuando, por ejemplo, se compran bonos con fondos de la ANSeS a $100 y en el mercado cotizan a $65, o cuando actos de corrupción como el caso Skanska son protegidos desde el mismo gobierno, ocultando los perjuicios que se le ocasionan al país, o quizás cuando se permite el saqueo de las riquezas ictícolas del país, sin ningún control por parte del Estado, mientras nuestro pobre pueblo muere de hambre; o así también como cuando pagamos a las mineras contaminantes que explotan a cielo abierto para que se lleven nuestro oro, plata, etc., sin hacer nada para cambiar esto.
Quizás Ud. no se habrá dado cuenta de que la política de subsidios suya y la de su esposa ha enriquecido a empresarios y a funcionarios que, cómplices en asociaciones ilícitas, se han hecho millonarios a costillas del Estado.
¿Quiere nombres?... Jaime, Schiavi, Uberti, sus secretarios y los de su esposa, todos vueltos ricos con haberes medios, y podría seguir nombrando a muchos más pero, como son sus amigos, Ud. los conoce mejor que yo.
Argentina podría quebrar cuando se hacen compras como las que recientemente se hicieron a China, sin licitación, por U$S 9500 millones, violando todas las leyes habidas y por haber con respecto a contrataciones del Estado. O quizás también cuando se beneficia a grupos políticos afines con subsidios no retornables, como los casos de organizaciones piqueteras, madres y abuelas de Plaza de Mayo, o cuando se indemniza con U$S 250.000 a familiares de aquellos que se alzaron en armas contra la democracia.
Quizás Ud. se habrá enterado de que un país puede quebrar cuando se dan grandes subsidios a ganaderos inexistentes que son meros pelagatos testaferros de algunos funcionarios amigos suyos.
¿No cree que Argentina pudo haber quebrado si todas las provincias hubiesen hecho lo que hizo Ud. siendo gobernador de Santa Cruz, llevándose U$S 600 millones al exterior como si fueran suyos, sin que volvieran al país a pesar de los 20 años transcurridos?
Señor diputado o presidente de facto, podría continuar todo el día, con la aduana paralela, medicamentos truchos con muertos de por medio, y todos los desquicios económicos que se realizan diariamente en perjuicio del país, bajo el amparo de una justicia cómplice y corrupta.
Si a pesar de todo esto y mucho más que Ud. conoce, como servirse de información privilegiada para comprar dólares y así hacerse millonario o comprar tierras fiscales a U$S 7 el m2 y venderlas a U$S 120, etc., etc., etc.
Si a pesar de toda la corrupción reinante en nuestra amada Patria, Argentina no ha quebrado, no creo que por cumplir con la Constitución Nacional y los derechos amparados en la misma y respetar los fallos de la Justicia pueda entrar en quiebra.
Aquí lo único que está en quiebra -y fraudulenta- es la moral y la honestidad de políticos desfachatados como Ud.
Sólo le pido un favor, deje de tomar por estúpido al Pueblo argentino.
Solicito a Uds., quieran tener a bien publicar la siguiente nota:
Tuve la oportunidad de presenciar en el Anexo del Congreso, la reunión de las Comisiones de Previsión y Seguridad Social y de Presupuesto y Hacienda, para considerar los proyectos de Ley, por el haber mínimo garantizado y la movilidad de las prestaciones previsionales.
La actitud de la bancada del Frente para la Victoria, fue desde todo punto de vista repudiable e indecorosa y así se lo manifestaron los jubilados presentes que reprobaron cada una de las lamentables participaciones de los oradores de ese bloque, con abucheos y rechiflas, los inconsistentes argumentos de quienes desconocen el derecho defendido a lo largo del tiempo por todos los Jubilados.
Quiero destacar las falsedades vertidas primero por el Dip. Kirchnerista, Juan Carlos Díaz Roig y horas después por el Ministro de Economía Amado Boudou, quienes afirmaron categóricamente que en ningún país del mundo se aplica el 82% móvil, por lo que quisiera recordarle a estos Sres., que de los países que superan el 80%, cabe citar a Croacia 85%, Dinamarca 124%, España 81,2%- Grecia, Italia, Luxemburgo 99,4%, Slovenia 95%, Corea y Estados Unidos - BD, Holanda,- BD.
Entre el 60 y 80% se encuentran Austria, Canadá 76,9%, Hungría 76,9%, Estados Unidos - CD, Turquía, Noruega - BD, Irlanda - CD, Noruega - CD, Bélgica, Reino Unido - CD, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia - BD, y Polonia.
(Fuente: OCDE (2009b)
Para más datos en México la jubilación mínima es igual al salario mínimo y en Brasil es cinco veces más que en Argentina.
No mientan más por favor, terminen con sus divagaciones en cada una de sus discursos inconducentes con respecto al tema de los jubilados, porque las cifras reales no se pueden cambiar y son contundentes, en el 2003 los jubilados que cobraban la mínima era del orden del 17% hoy esa cifra supera el 78%.
Omar Martínez
DNI. 4.262.233
El haber mínimo de casi 5 millones de jubilados no llega a $ 900. Sus relatos.
Si no me ayudara mi hija, no sé cómo haría para vivir”, dice Rosa Negri (87) con algo de alivio y también de resignación.
Se jubiló hace 29 años con el haber mínimo, una suma que tiempo atrás le rendía “porque las cosas no estaban tan caras”, recuerda.
Pero hoy los 895 pesos que cobra por mes se le van de las manos en pocos días:
más de la mitad en remedios que PAMI no cubre en su totalidad y taxis para ir al médico o hacerse un estudio porque la artrosis de su rodilla le impide subirse a un colectivo.
Con el resto compra algunos alimentos y destina otro poco para el único gusto que trata de mantener: ir a la peluquería, al menos cada quince días.
“Vivo con mi única hija, que tiene 53 años, en su departamento.
Me separé hace muchos años, cuando ella tenía 2.
Si no contara con Patricia, ¿cómo haría para vivir si lo que gano no me alcanza ni para pagar la pieza de una pensión?”, plantea Rosa.
La historia de esta mujer, que trabajó como empleada de comercio y secretaria de un estudio de ingeniería, es una más de las que pueden contar casi 4,9 millones de jubilados argentinos.
Una más de las que Clarín reunió en Capital y el interior del país.
Son relatos de adultos mayores que sobreviven con apenas 30 pesos por día, un monto que apenas alcanza para un kilo de carne; seis litros de leche o tres kilos de pan .
Irma Ciardi tiene 82 años y vive en la ciudad de Mendoza.
Cobra una pensión que no alcanza los 810 pesos.
Quedó viuda a los 40 y desde entonces tuvo que hacer frente a problemas económicos para criar a sus dos hijos.
Ahora, Irma comparte su propia casa, que es parte de una herencia familiar, con su hija –docente de 47 años– y sus tres nietos.
“Hacemos un pozo común con nuestros ingresos y aún así tenemos que medir los gastos porque no llegamos a fin de mes”, asegura.
Sólo en medicamentos que no cubre el PAMI, tiene que gastar 400 pesos por mes.
Come carne roja una vez por semana y hace tiempo dejó de comprar milanesas porque el kilo de peceto está a 37 pesos .
“Prefiero reemplazarlas por pollo o verdura –dispara con sensatez– a tener que comprar un corte de menor calidad, más duro y graso”.
Cada día, trata de hacer a un lado las necesidades y disfruta de los pequeños placeres, como el cuidado de las plantas de su jardín y saborear un chocolate o un merengue antes de acostarse.
“Sucede que como jubilada que cobro la mínima ya no puedo ni salir a visitar a una amiga porque no puedo pagar un taxi.
Es más, tuve que limitar mis sesiones de rehabilitación porque significa un viaje de más de 25 pesos que no puedo afrontar ”.
“De la carne, qué está 28, 29 pesos el kilo prácticamente hay que olvidarse”, coincide Luis Pelizzetti –82 años, carpintero– que vive en Unquillo, una ciudad serrana al noroeste de la capital cordobesa.
“Ropa, ni hablar.
¿Comidas? Desayunar y almorzar como se pueda y cenar con una sopa o un mate cocido con pan y listo.
Todo esto no es justo para nadie, y menos para los que pusimos el cuerpo toda la vida”, se queja.
Por suerte, Luis se enferma poco y puede defenderse trabajando.
“No me queda otra que seguir haciendo tareas de carpintería para poder vivir con cierta dignidad”.
Otro jubilado que también suma unos pesos con otra actividad es Rubén Fuentes (69), de Venado Tuerto, Santa Fe.
Y de todas formas vive “de prestado”, confiesa. Los domingos, de 10 a 13.30 conduce un programa en una FM de su ciudad, sobre lo que más le gusta y conoce, el folklore.
Los remedios que tiene que tomar para el corazón y la vesícula también le consumen la mitad de la jubilación . Lo poco que le queda se va como agua y tiene que recurrir al “fiado” del almacenero y el carnicero de la esquina.
También se vio obligado a hacer un convenio de pago con la empresa de telefonía que hace unos días no pudo cumplir y por eso se quedó sin servicio. Rubén, que fue empleado del Banco Nación, vive solo.
“Me angustio mucho porque por cuestiones económicas tengo que postergar mi salud: debo operarme de una hernia y de la vesícula y no lo puedo hacer”, relata con tristeza.
Más desoladoras son las condiciones en las que viven Sara Acosta (71, paraguaya) y su marido Silvano Morales (79).
Ella trabajó casi 20 años en una panadería y hace unos meses la despidieron porque ya tiene edad para jubilarse; pero el trámite está estancado por los papeles de ingreso al país.
El es diabético, usa muletas y se jubiló con un poco más de la mínima, tras una vida como conserje de un hotel.
Los dos ocupan una pieza en una pensión de Barrio Norte, por la que pagan 500 pesos por mes, y alargan el día con un té con leche, hasta la cena que, en el mejor de los casos, incluirá sopa, fideos o ensalada.
“Los vecinos nos ayudan mucho”, agradece Sara con ternura y dolor.
Entre los millones de jubilados que no cubren ni la mitad de una canasta básica de alimentos, están quienes, a pesar de los años, organizan reuniones y juntan firmas para luchar por un haber mínimo de 1.650 pesos y el pago del 82% móvil.
Es el caso de Edelma Invernizzi (87): durante 16 años cobró el haber mínimo y a fuerza de reclamos logró que se lo subieran a 1.000 pesos.
Nació en la Paternal, trabajó desde muy joven en una firma metalúrgica.
Ya lleva reunidas más de 12.000 firmas de jubilados de Capital y GBA que presentará ante el Gobierno, políticos y organismos “necesarios”, subraya.
“Mi lucha por el bienestar de los jubilados es algo que no me deja dormir tranquila”, confiesa en su “oficina” de una pizzería de Liniers, mientras revisa planillas con la ayuda de una lupa.
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Se viene una tarde a puro cruce en el Senado.
En primer turno, el ministro de Economía Amado Boudou y el titular de la ANSeS, Diego Bossio, intentarán argumentar en la Comisión de Presupuesto la falta de sustentabilidad de la propuesta opositora para llevar el piso de las jubilaciones al 82% móvil del salario mínimo de los trabajadores en actividad.
Y al término de esas visitas, que sin dudas levantarán polémica, los bloques no oficialistas procurarán completar el dictamen que ya obtuvo las firmas necesarias en Trabajo y Previsión Social, y así dejar listo el escenario para que el proyecto pueda llegar al recinto luego del receso invernal.
Los senadores de la UCR, el peronismo disidente, el socialismo y la Coalición Cívica, entre otros bloques no kirchneristas, tratarán que el tema quede aprobado por la Cámara alta en agosto, como objetivo de máxima en la sesión siguiente a la de mañana sobre el matrimonio entre homosexuales.
De ese modo acortarían los tiempos de reacción del oficialismo, que podría anticipar el anuncio de un incremento para los jubilados (menor al 82 %) para contrarrestar un probable veto a la iniciativa, como sugirió el ex presidente Néstor Kirchner.
Según los cálculos de la oposición, esta tarde tendrán el número para completar el dictamen dado que, de los 15 integrantes de Presupuesto, sólo seis responden al oficialismo.
Y ya empezaron a repasar el escenario para el recinto, en principio favorable aunque sin una certeza absoluta por la paridad de fuerzas.
“Boudou y Bossio van a explicar por qué en estas condiciones es imposible dar ese aumento sin poner en riesgo a todos los que aportan”, aseguraron cerca del titular de Presupuesto, Eric Calcagno, que intentaría limitar la reunión a las presentaciones de los funcionarios, aunque los opositores impondrían su postura por mayoría.
A su vez, según fuentes del oficialismo, el argumento K se centrará en que el proyecto no contempla el financiamiento de la propuesta que -estiman- implicaría un déficit equivalente al 2,5% del PBI.
Y no faltarán las chicanas políticas.
“El oficialismo no rechaza el proyecto, lo califica de loable.
Y estamos dispuestos a discutir el financiamiento.
Nosotros impulsamos gravar la renta financiera , duplicar los aportes patronales y también queremos escuchar las propuestas del Gobierno”, adelantó a este diario el socialista Rubén Giustiniani, autor de la iniciativa, que también firmaron los radicales Gerardo Morales y Alfredo Martínez.
A diferencia del proyecto de Diputados, también en curso en comisiones, el del Senado se limita a llevar al 82% móvil a las jubilaciones mínimas.
Por eso el cambio en la fórmula de movilidad avanza por separado, aunque coinciden las convocatorias y también será tratado esta tarde (ver aparte).
La iniciativa opositora en la Cámara baja incluye las dos cuestiones y la recomposición de los haberes de acuerdo con los fallos Badaro y Sánchez. Pero por las postergaciones del oficialista Gustavo Marconato -titular de la Comisión de Presupuesto- para reunir esa comisión y porque en el Senado estarían asegurado los números para el voto en el recinto, los referentes antikirchneristas decidieron avanzar por la Cámara alta.
Una auditoría de la Corte reveló un esquema de corrupción que incluía a juzgados y funcionarios.
"¿Cuánto hay que poner para cobrar?", preguntó el jubilado al juez.
El verbo jubilar apareció en el idioma castellano en el año 1495, tres años después de la invasión de América.
Allí Europa comenzaba a descubrirse en su camino hacia el capitalismo gracias a la explotación de los recursos humanos y naturales de África y la ya mencionada América.
Jubilar es sinónimo de regocijarse, de lanzar gritos de júbilo, de alguien que se siente dichoso, pleno, casi feliz.
Sentirse feliz porque ya no se tiene que trabajar, aclaran los investigadores en etimología.
En la Argentina de 1949, cuando gobernaba el peronismo, se dictó una nueva Constitución que incluía los derechos del niño, de los trabajadores y la ancianidad.
Nuestros viejos alcanzaban derechos con rango constitucional.
El estado debía garantizar que el significado de la palabra, aquello del regocijo, se convirtiera en una realidad concreta y palpable en la vida cotidiana.
Hacia el año 1958, los jubilados argentinos cobraron el 82 por ciento del salario mínimo vital y móvil.
Era un derecho y es una obligación de la representación jurídica del pueblo, del llamado estado nacional.
Casi sesenta años después, las cosas han cambiado en el sur del mundo.
La Administración Nacional de Seguridad Social le prestó al tesoro nacional nada menos que mil doscientos millones de pesos a través de la colocación de títulos públicos.
Esos fondos son los aportes de los trabajadores a las llamadas administradoras de fondos de jubilación y pensión y luego estatizadas.
Dineros de los abuelos argentinos para saldar cuentas del gobierno.Pero el gobierno, ¿cuándo va a saldar las deudas con los abuelos, con los trabajadores que deben regocijarse y no seguir sufriendo para empatarle al fin de semana?
La pregunta, sin embargo, no tiene sentido para el gobierno.
Lo dijo el mismísimo ministro de Economía, Amado Boudou, el educado en el Centro de Estudios Macroeconómicos, donde tuviera como profesores a los ex ministros de la administración Menem, Roque Fernández y Pedro Pou.
Boudou sostuvo casi al borde de la indignación que pensar en pagar el 82 por ciento móvil a los jubilados "fue dejado de lado en todo el mundo" y que ese porcentaje se corresponde con "otras épocas del país".
Agregó que "sólo Luxemburgo tiene 82 por ciento en los haberes jubilatorios.
Fue dejado de lado en todo el mundo.
Y más que una mejora para los jubilados, parece un eslogan", sostuvo el ministro.
También dijo que los que pretenden que los jubilados cobren ese porcentaje histórico tienen un "accionar irresponsable, para la tribuna, e intenta poner en jaque nuevamente al sistema previsional y la fortaleza económica que Argentina va construyendo poco a poco".
La consecuencia de esta decisión política del gobierno nacional es, entonces, que cinco millones de jubilados ganen menos de novecientos pesos mensuales y estén bordeando la indigencia.
Una realidad que no tiene nada que ver ni con el origen etimológico de la palabra, ni con la historia del propio peronismo ni tampoco con el cacareado sesgo popular del gobierno.
La mentira de la administración tiene el exacto reflejo en la vida de los abuelos argentinos.
No será un desfile brillante por la 9 de Julio.
No será ese relámpago lo que la Historia recogerá como señal insoslayable de que la Patria crecida que cumplió 200 años ama más a su gente lastimada que a la foto soberbia de los oropeles.
Porque la Patria que nacía se soñó integradora.
Y sigue siendo, en su segundo siglo, proverbialmente injusta.
Veintiséis abismos separan al 10 por ciento más pobre del 10 por ciento más rico.
Y sistemáticamente se empuja a los bordes a los extremos de la vida más frágiles y expuestos: cinco millones de jubilados cobran menos de 900 pesos, en una de las demostraciones más flagrantes de un estado rapaz que les escamoteó gran parte de lo aportado durante treinta años.
Y 2.800.000 chicos continúan a la deriva, sin ningún tipo de cobertura, a pesar de la declamación de una asignación por hijo a la que se llamó engañosamente universal y que es devorada mes a mes por una inflación negada.
La asignación creada por el Gobierno Nacional cubre a 3,400.000 niños pero deja fuera a 2.800.000.
Es decir que uno de cada cinco pibes queda desnudo de toda transferencia de ingresos.
El programa llega apenas al 25% de la infancia y es un agregado a los programas existentes.
La asignación pudo integrar en la cobertura a un millón y medio de chicos de los 4.300.000 que estaban fuera de todo sistema de protección social.
La Patria Bicentenaria, ya vivida y experimentada, encuentra en su falda a chicos que valen distinto.
Según su cuna, según el trabajo de sus padres, según los planes sociales a los que accede la familia, según dónde les tocó abrir la boca grandota para destapar el primer llanto.
Cómo esperar justicia de un país que cotiza diferente a sus niños.
Un país con un territorio inmenso que vomita riquezas al cielo, que de su vientre nacen las minas y el petróleo, los sembrados dorados de la soja, el 1,6 % de la carne y el 1,5 por ciento de los cereales del globo.
Comida como para saciar a 400 millones.
Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) el hambre en la Argentina subió del 4,7 por ciento en 2008 al 7,2 % en 2009.
Cómo se le explica a la Historia que éste es el país resultante de la muerte de tantos.
De tanta inmolación por una tierra puesta en las manos de todos, donde a todos los pibes les sea posible jugar el mismo juego.
Quienes pensaron la asignación por hijo como un camino hacia la equidad supieron hacerlo tan ripioso que sea, por ejemplo, el mundo laboral formal registrado la vara para conceder o no un derecho irrenunciable.
Quedan sin cobertura los hijos de monotributistas y autónomos y se fija como tope el salario mínimo de los trabajadores formales.
Una arbitrariedad tras otra que lleva a la cobertura a ser heterogénea y discriminatoria.
Acaso lo más dramático de una medida que arrastra justicia a medias -lo más parecido a la injusticia- es que los casi tres millones de pibes que quedaron sin cobertura son aquellos cuyos padres no figuran en los registros de Anses ni de las provincias.
Es decir, la porción poblacional que hace años fue expulsada del sistema o nunca pudo ingresar a él.
Lo que se llama el núcleo duro.
Es decir, los eternamente excluidos.
Los que no tienen ni tendrán un terrón ni una brizna ni un ojo de cielo de esta Patria que se soñó madre abrigadora de todos.
Y que llega a los 200 años mirándose en el espejo angosto de los privilegios.
Universalizar las asignaciones de 180 pesos reduciría la pobreza del 33,8 al 29.2 %.
Pero la depuración y el entrecruzamiento de planes ya existentes dejó fuera a muchos que se quedaron desnudos otra vez.
En una asociación despótica con la inflación, la universalización en estos términos apenas bajaría la pobreza al 32 %.
Demasiado poco para una tierra con tanta desigualdad.
Con tanta hambre inexplicable.
Una universalización seria, donde todos los niños reciban 300 pesos sólo por haber nacido entre el hielo y el altiplano tendría un costo de 25.700 millones de pesos.
Sin que la fuente de financiamiento sea el Anses sino retazos de las enormes riquezas acaparadas por pocos.
Aquellas que son, definitivamente, el verdadero poder: los aportes patronales para las grandes firmas a los niveles de 17 años atrás, el replanteo del régimen de subsidios al capital concentrado, la eliminación a las exenciones en ganancias.
Sin tocar nada más se pueden juntar 40.000 millones.
Y acercarse un poco más a acabar con el hambre.
Que es más crimen que nunca en una tierra que pare alimentos.
Entonces podrá, la Patria, animarse un poco a alzar la vista y otear en las alturas del futuro.
Para no ruborizarse ante la Historia que la está encontrando grande, crecida, injusta.
Empujada por sus propietarios a cotizar en baja la fragilidad y los huesos debiluchos de los márgenes.
A condenar a la inexistencia masiva a millones de pibes que se van muriendo de a 25 para insinuar el porvenir como un mínimo vergel para los elegidos.
Cabe esperar que desde el oficialismo y la oposición se busque con sensatez una reparación histórica para la clase pasiva
La ofensiva por el 82% para los jubilados provocó la reacción airada del kirchnerismo porque pone en peligro su principal arma política: el fenomenal gasto público distribuido con fines electorales.
El gobierno fue derrotado ampliamente en junio último por una oposición sin visión estratégica ni unidad.
Por eso el arco anti-K tardó un año en asestar el golpe que más teme el kirchnerismo:
el golpe a la caja del gasto público usado para torcer voluntades políticas y alimentar las redes clintelísticas que le garantizaron hasta en su peor momento el apoyo de por lo menos un 25% del padrón electoral.
Con el reclamo en favor de los jubilados, la oposición quiere que la presidenta Cristina Kirchner vuelque cerca de 25 mil millones de pesos en una mejora a la que nadie puede negar justicia, pero que no le paga con lealtades políticas, porque está fuera del control de gobernadores, punteros, líderes piqueteros, sindicalistas y de cualquier otra estructura que sirva como red de reclutamiento.
Para al Casa Rosada una medida así es dinero perdido.
Queda fuera del verdadero "modelo exitoso" impuesto en 2003, cuya mayor innovación consistió en trasmutar el crecimiento exponencial del gasto público en alineamiento político.
No se puede gobernar sin dinero, dicho en el más crudo lenguaje kirchnerista.
Antes de acertar con esta jugada política efectiva la oposición hizo otros intentos menos eficaces.
Trató, por ejemplo, de debilitar la influencia de los Kirchner sobre los gobernadores coparticipando lo producido por el impuesto al cheque o los aportes al Tesoro Nacional (ATN) que la presidencia administra con estricto criterio proselitista.Ninguna de esas ideas prosperó en el Congreso porque son conflictos "superestructurales", esto es, entre políticos y en la cúpula del poder, con impacto cero entre los ciudadanos de a pie.
Esa circunstancia facilitó los acuerdos a puertas cerradas con dirigentes que sacaron al gobierno de la emergencia.
La aprobación de la ley que asegure 82% del salario mínimo vital y móvil para las jubilaciones mínimas no es más factible, pero su rechazo le producirá un costo político alto al kirchnerismo.
El argumento repetido a coro por Boudou, Randazzo, Aníbal, etcétera sobre la "irresponsabilidad", la "ligereza" y la "demagogia" de quienes lo promueven no alcanza a evitar que quede expuesto ante toda la sociedad el fondo de la cuestión: en qué emplea la administración Kirchner un gasto que crece a más del 30% desde hace años.
Por qué los jubilados cobran monedas, mientras las Anses tiene superávit y sus recursos son utilizados para pésimos negocios como el barril sin fondo de Aerolíneas Argentinas o la papelera de Moreno y para financiar la poco transparente obra pública del conurbano o los subsidios que benefician a sectores de ingresos que triplican a los de la clase pasiva.
Con los índices macroeconómicos de los que el propio gobierno hace gala resulta difícil, por otra parte, alegar la carencia de recursos.
Es probable que la iniciativa parlamentaria no avance, pero con obligar a los funcionarios a negar una y otra vez en forma pública el aumento, la oposición se dará por cumplida.
Otros proyectos en los que ha avanzado mucho más en el terreno legislativo -como la reforma del Consejo de la Magistratura o la eliminación de los "superpoderes" que ya tienen sanción de la Cámara de Diputados- no generan el mismo efecto, porque las cuestiones institucionales ocupan puestos lejanos en la agenda de los sectores más numerosos.
Hasta los escándalos por corrupción, como las denuncias del embajador Eduardo Sadous ante la comisión de relaciones exteriores de Diputados, le provocan menos daño político a los Kirchner.
Allí la combinación de una mayoría opositora con medios directamente enfrentados al gobierno representa, de todas maneras, una combinación peligrosa que les conviene evitar.
Si bien el triunfo de la oposición en las urnas cumplió un año, la nueva integración del Congreso está operativa desde hace sólo cuatro meses, en los que las derrotas de la Casa Rosada se han ido repitiendo.
El curso que está tomando la situación no parece, por lo tanto, promisorio para el oficialismo.
A lo que hay que sumar el incipiente proceso electoral.
El kirchnerismo optó por reglamentar una legislación que contribuirá a encolumnar a los opositores detrás de no más de dos o tres candidatos.
Otro escenario que tampoco aparece favorable para la continuidad del "modelo".
Aníbal Fernández sostuvo que el proyecto opositor es “un despropósito”.