jueves, 10 de febrero de 2011

EL LADRON MAS PELIGROSO

El poder del Estado, en la concepción liberal, debe reducirse a su mínima expresión, ya que la relación de poder Estado-individuo es inversamente proporcional.

Es decir, a mayor poder del Estado, menor libertad del individuo y viceversa.

El Estado no somos todos ni es la voluntad del pueblo, como dice por ahí una afirmación engañosa que pretende justificar cualquier política en nombre del interés común.

El Estado es un mal necesario del que no podemos prescindir y al que debemos controlar. Es más o menos eficiente según los que se hayan hecho de su poder.

No es bueno en sí mismo por el hecho de que -consi-derado en abstracto- no persiga fines de lucro, ya que en la realidad los que están adentro sí persiguen tales fines, lo cual no es ni bueno ni malo.

El hombre por naturaleza busca maximizar sus beneficios, y los cargos públicos para nada alteran esa propensión.

De allí que, como decía Perón:

“Nadie se jubila de político”, porque si algo “maximiza beneficios” eso es el poder.

El que ya está allí querrá seguir estándolo eternamente y, en su intento, usará inexorablemente al Estado en su beneficio.

Saqueo estatal

Claro que hay excepciones, pero son las de rigor.

Por eso, el pensador más grande que dio la Argentina, el poco leído Juan Bautista Alberdi, advertía:

“El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca.

Ella puede ser atacada por el Estado en nombre de la utilidad pública”.

Si sabremos los argentinos lo que es el saqueo del Estado K (los impuestos más altos de la historia, la expropiación de los fondos depositados en las AFJP, las retenciones confiscatorias a los productores del campo, las nivelaciones hacia abajo de las jubilaciones, etc.).

La confrontación

Es un error pensar que el Estado (el argentino) cuidará mejor mi dinero que un banco privado u otro Estado (los EEUU, por ejemplo).

De hecho, la gente que compra dólares con pesos argentinos para ahorrar, confía más en Barack Obama que en Cristina Fernández (incluido el fallecido Néstor).

Pero esta política funesta, que algunos con sorna y otros con candidez llaman proyecto kirchnerista, para materializarse necesita de un clima especial de confrontación.

Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner y tantos otros, sólo funcionan con ese clima de confrontación, o los necesarios demonios que justifican todos los atropellos que realizan a su gente y al sistema.

El campo argentino, por ejemplo,

¿qué daño les hizo a los argentinos para recibir semejante descarga de improperios?

Los diarios Clarín y Nación no son una carga que debamos pagar con nuestros impuestos, como si lo son Canal 7, Página 12, etc.

¿Por qué debemos considerarlos enemigos de la patria?

¿Por qué no son pro Estado (léase, pro K)?El Estado no somos todos sino, más bien, aquellos que efectivamente están ocupando (constitucionalmente o no) cargos en el poder.

Personas de carne y hueso, con virtudes y defectos al igual que el común de los mortales.

Por eso resulta paradójico que la animosidad hacia los políticos en general no tenga el mismo efecto sobre el Estado.

Este siempre sale indemne.

Los fondos de las AFJP

Por ejemplo, se aplaude la apropiación fiscal de los fondos privados depositados en las AFJP, sin observar que su destino es el dispendio que hacen políticos que tanto critican.

Dichos fondos (dólares), se encontraban en forma de acciones empresarias, de bienes muebles, etc.

La izquierda, el kirchnerismo en masa, algunos radicales y otros, al parecer, prefieren que los fondos de los futuros jubilados los maneje el Estado argentino antes que una compañía extranjera, como ser Coca Cola.

No es mi caso, yo la prefiero, pero no porque tiene un bonito jingle que dice:

“Coca Cola es así”; sino, como si fuera poco, porque dicha empresa en más de cien años nunca ha quebrado, siempre ha dado ganancias y nunca estafó a nadie.

En cambio, el Estado argentino, sistemáticamente, cada cinco años estafa los pocos o muchos ahorros de los que en él confían.

El caso Aerolíneas

Lo mismo vale para las empresas del Estado.

No quieren a los políticos pero si al Estado empresario.

¿Quién creen que maneja Aerolíneas Argentinas (que pierde diez millones de pesos por día)?

Por el contrario, Lan Chile, la empresa privada de aeronavegación chilena da ganancias, paga impuestos y brinda un excelente servicio.

Los argentinos nos damos el lujo extravagante de reestatizar y colocar al frente de Aerolíneas Argentinas al joven Recalde, hijo del diputado nacional Recalde, abogado de la CGT de Moyano.

El único antecedente que el joven funcionario ostenta para semejante cargo es el haber sido “presidente de un centro de estudiantes” de no sé qué Facultad perdida.

Claro, dicen él y otros del mismo pelaje y capacidad:

“Hemos recuperado soberanía”.

Y los 10.000.000 de pesos que se van por día: ¿qué corno son?

Está claro que el partido gobernante debería haber pensado en alguien con otro perfil para el cargo.

Qué sé yo... alguien que haya administrado alguna vez, por lo menos, un carro de choripán.

Dueños de la “caja”

Hay Estados mejores que otros.

El Estado argentino, por su parte, no siempre ha sido pésimo, a veces sólo ha sido malo.

Pues bien, hoy ese Estado son los Kirchner, De Vido, Jaime, Moreno, D’Elía, Milagro Salas, el joven Recalde, etc.

El Estado son los dueños de la “caja”.

Los que se hacen ricos mientras los que están fuera se hacen pobres, los que usan los fondos de la Anses para financiar la asignación universal por hijo, los que le sacan el dinero a las magras jubilaciones de los abuelos para dárselo a sus nietos.

¿Será ésta la famosa bandera histórica de “la justicia social” de la que tanto hablaba el general Juan Domingo Perón?

A propósito, alguno de los cristinistas bendecidos que se presentan a elecciones podría contestar:

¿Cómo hicieron los Kirchner para que su fortuna en un año, según la propia declaración jurada de bienes, creciera de 18 millones a 46 millones de pesos?

¡Ah!... si así administraran Aerolíneas.

Mauricio Ortin
Prof. de Filosofía
UNSa

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