BIENVENIDOS AL CLUB DE LOS EXAGERADOS
Hace mas de cincuenta años que me doy cuenta lo que hacen
los sucesivos gobiernos para destruir el país pero como el actual ninguno,
estos se llevan la palma de oro.
Pocas y solitarias voces
veníamos denunciando y anticipando desde el año 2003 el proyecto bolchevique y
dictatorial que encarna la camarilla lúbrica que detenta el poder de la ex
República Argentina (Carlos Manuel Acuña dixit) desde que Eduardo Duhalde puso
al difunto Néstor Kirchner como Presidente de la Nación.
Se nos tildaba entonces de
“extremistas, apasionados y exagerados”.
Tonterías similares repetía
al unísono el periodismo progresista antes de ser ellos mismos los perjudicados
ante la evidente restricción de libertades que todos estamos padeciendo.
Y ahora que estamos ante la
evidente inminencia de caer en un estado despótico chavista:
¿qué nos cuenta la amable
progresía “disidente” siempre tan servil o funcional a la izquierda
radicalizada?;
¿será que la denominada
“extrema derecha” tenía razón entonces?;
¿a lo mejor los “extremados”
estábamos en lo cierto?;
¿no era tan bueno el avance
del Estado paternalista por sobre la libertad individual entonces?;
¿era verdad que las
organizaciones de DDHH no eran tan impolutas sino que tenían un costado
delictual y mercantilista?,
¿resulta que la revisión del
pasado esconde algo de mentiras y arbitrariedades?;
¿será qué la venezualización de la Argentina ya no es una falsa
alarma publicitada por “los reaccionarios” sino una amenaza concreta?;
¿ya no es delirio afirmar
que la propiedad privada se encuentra en peligro grave de permanencia
entonces?;
¿acaso suponer que la
destrucción de las FF.AA. viene siendo reemplazada por “vatayones”
paramilitares ya no es un mero devaneo de los “viejos fragoteros”?;
¿los planes sociales
ya no son “políticas inclusivas” sino clientelismo mendicante entonces?,
¿resulta que ahora tomamos
nota de que se usa el pasado para encarcelar disidentes sin garantías y sin
respeto a los derechos fundamentales?
A todos los sectores
progresistas o integrantes del “centrismo optimista” que tanto sea por
servilismo como por pretender participar de una “oposición responsable” nos
marginaban y nos acusaban de sectarios (haciéndole coro al gobierno), pero que
ahora con lucidez tardía estos mismos timoratos repiten lo equivalente a lo que
denunciábamos nosotros en soledad desde el inicio de esta tragedia, no le vamos
a solicitar que nos pidan perdón y reconozcan el error.
En efecto, no les vamos a
enrostrar ni pasar facturas por tamaño desatino ni tampoco les recriminaremos
esta indisculpable reacción morosa y extemporánea:
“es preferible que los giles se
aviven tarde antes de que no se aviven nunca” rezaba la sabiduría popular en mi
barrio.
Simplemente, con la mejor
sonrisa y calidez les diremos a todos quienes ahora repentinamente viven
asustados ante las expropiaciones, persecuciones e inminente reformas
constitucionales:
“Bienvenidos al club de los
exagerados”.
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