JUBILADO…OIGA,
DESPIERTESE,
LE ESTAN ROBANDO SUS AHORROS, HASTA CUANDO LO VA A
PERMITIR O ES QUE YA NADA LE IMPORTA
El saqueo a los
jubilados
El Gobierno vuelve a apropiarse de
los fondos jubilatorios mientras desobedece a la
Corte Suprema, que ordenó actualizarlos
Con el mayor de los desparpajos, el
Gobierno acaba de propinar dos fuertes golpes a los actuales y a los futuros
jubilados, es decir, a la enorme mayoría de la población.
El martes anunció que
empleará los fondos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) para financiar un plan de créditos accesibles para
construir viviendas, y el jueves confirmó que seguirá desobedeciendo a la Corte
Suprema y no actualizará las 5.600.000 jubilaciones del país aplicándoles el 82
por ciento móvil.
Ambos hechos revisten una inusitada
gravedad institucional porque, en primer término, el empleo de parte de los
aproximadamente 200.000 millones de pesos del Fondo de Garantía de
Sustentabilidad (FGS) para un plan de viviendas significa un nuevo saqueo del
dinero que pertenece a los jubilados.
En efecto, hace ya tiempo que el Gobierno
se apropió, así, de unos fondos que no son suyos y los transformó en una caja
para financiar planes sociales, créditos baratos para empresas, el programa de
entrega de notebooks y la compra de bonos para
cubrir el déficit del Tesoro, desnaturalizando por completo la función de la
Anses al politizarla y, al mismo tiempo, malversar
el dinero de los aportantes al servicio previsional.
En segundo término, al rebelarse ante
lo dispuesto por la Corte Suprema, el Gobierno se coloca por encima de la
Justicia y, al burlarse del máximo tribunal, se mofa también de los jubilados al
no otorgarles lo que legítimamente les corresponde.
No se los otorga porque,
también a cara descubierta y con el mayor de los desparpajos, desvía esos fondos
para hacer política a costa de los ingresos de uno de los sectores más
castigados y más vulnerables.
De esa manera, muchos de quienes han
trabajado y aportado toda su vida se ven obligados a iniciar juicios para
intentar la actualización de sus haberes, con la consiguiente pérdida de tiempo
y la merma de sus escasos ingresos para pagar abogados.
Hay más de 300.000
juicios en marcha, pero la odisea judicial no termina para los jubilados
litigantes con el fallo favorable de primera instancia, ni siquiera con el de
segunda instancia, pues aún entonces la Anses
demora los pagos, tal vez especulando con el paso del tiempo y el futuro
fallecimiento de sus acreedores.
Son muchos los jubilados que mueren habiendo
obtenido la razón de la Justicia, pero sin haber logrado cobrar lo que se les
adeudaba.
La Anses, que no cumple con la Justicia ni
con la sociedad, tampoco lo hace con la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de la OEA, ante la que se había comprometido a no recurrir los fallos
favorables a los jubilados en primera instancia.
Este sadismo parece constituir una
firme política del Gobierno y para su consecución no duda en desafiar a la Corte
Suprema.
El miércoles último, el máximo tribunal había intimado a la Anses a informar en 30 días cuál es el atraso en el pago
de las jubilaciones; los nombres de todos los beneficiarios de haberes elevados
y la forma en que la Anses invierte los recursos
que administra el FGS.
El tribunal presidido por Ricardo
Lorenzetti realizó esta intimación al día siguiente
de que la Presidenta anunciara el plan de construcción de viviendas a costa de
las jubilaciones.
En efecto, prestar fondos previsionales a tasas del 2 al 14
por ciento anual, con una inflación cercana al 25% no parece, al menos en el
corto plazo, un buen negocio para los futuros jubilados.
Es manifiesto el temor
de la Corte por la suerte de esos fondos, tanto como su desconfianza respecto de
Diego Bossio, titular de la Anses. Con sobrada razón, Lorenzetti afirmó:
"Queremos que los jubilados no tengan
juicios y acabar con su padecimiento", al tiempo que reclamó a "los poderes del
Estado mejorar y facilitar" la vida de los mayores.
Asusta la secuencia de hechos y
actitudes impertinente e indigna que, en procura de anuncios demagógicos, se
vuelva a saquear los ahorros que los trabajadores y sus empleadores se ven
obligados a poner en manos del Estado.
Hace tiempo que, al hacerlo, el Gobierno
empezó a jugar con el futuro de todos.
Ahora lo está rifando.
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